miércoles, 8 de junio de 2011

8. El pez-pakete


Hay muchas maneras de amanecer, a veces uno se despista, se deja llevar, crepuscula en las noches, y los despertares son difíciles, eso me ocurrió aquel día.
Me había duchado para espabilar, había desayunado copiosamente, aquella noche había tenido el fallo de no cenar, me dispuse a salir de casa, y bajar a la playa a sanearme.
Era un día de viento del norte, fuera de temporada, con muy poca gente, y a ratos salía el sol, paseaba descalzo por el arenal de Atxabiribil, en esos días que oyes hablar a la naturaleza, después de haber estado tan lejos de ella aquella noche en garitos.
Ya no recuerdo bien en cuál de los múltiples paseos de ida y vuelta descalzo por la orilla, apareció el pez-pakete, que jamás nunca había visto.
He mariscado desde niño en la ribera muchas especies, los txapelas Sopelostarras me enseñaron, torpedos tembladera, mojojones, santiaguiños, karramarros, lenguados, jibias, nécoras, pulpos, percebes, eskarras, congrios, centollos, bueyes, caracolillos, navajas, kiskillas, julias, etc.
He leído, he oído que el que encuentra un objeto en el mar, es suyo.
Pero aquello me encendió los ojos, me aproxime a él, como si fuese un imán. Lo agarre bien entre mis brazos, y note que tenía la boca seca, mis piernas lo llevaron hasta las peñas sueltas del acantilado, allí lo examine nerviosamente, estaba tan cuidadosamente hermético, de donde habría llegado?, porque aquella aparición?, era un anticipo de mi jubilacion?
Lo abrí, y lo reabrí, hasta llegar al contenido, manaba un tufillo comprometedor, no pude más, y lo escondí allí mismo con algunas rocas.
Subí a casa para digerir el asunto, pero en mí no había tranquilidad, telefonee a algunos amigos, y les comente la pesca, disparidad de ideas, bueno la probamos y luego…otro me lo dijo bien claro, Ima esto no te da tranquilidad y eso es lo que más falta te hace, que razón tenía, recuerdo que calenté la sopa de pescadito inocente, que había preparado de víspera, ya en la mesa con la sopa en el plato fue un cuadro, la cuchara en mi mano temblaba, y no era capaz de tomar la sopa.
Entonces hice la llamada a la ertzaintza, les conté el hallazgo, nos citamos en el parking de la playa, cuando llegue estaban esperándome, y les conduje al lugar donde lo había guardado, me pidieron toda la información sobre mí, joder casi hasta mi número de pie,
Se llevaron el pez-pakete, comentaron que lo iban a analizar, y me dijeron que había hecho lo que había que hacer, gracias, y hasta hoy.
Siendo un amoral, que es lo que se estila en estos tiempos del pelotazo, se que es fácil caer en la trampa. Pero el precio de una conciencia turbia, es demoledora, y va con cada uno hasta el final.





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