martes, 8 de marzo de 2011

7. Bizi-bizirik 1996

*Bizi-bizirik 1996, al muchacho que le gustaba plantar tamarises, tal vez, para no olvidarse de aquel paraje natural de su infancia, el gozo de sembrar algo, mas tarde, crear una escultura orgánica, por los que nos iban dejando, por nosotros mismos, por los que iban a venir.
En aquella mañana soleada destrozamos las herramientas, también las manos, aquel pequeño grupo, cavando en rellenos poco respetuosos, muy cerca de la playa, pero conseguimos llevar a cabo nuestro objetivo. Nos habían dejado trágicamente dos jóvenes de nuestro entorno, en un mismo mes por las drogas.
¡Queriamos hacer algo!, queríamos dedicarles algo, una oración, un refugio, un lema?
Conseguimos unos trozos de chapa de titanio, de las obras del museo Guggenheim, en una de ellas se grabo el lema "bizi-bizirik", y se atornilló a las recién hincadas traviesas, el tamaris que bajamos en marcha fúnebre desde el pueblo, y que plantamos en la orientada "V" de traviesas al noroeste, brotó solemnemente, desde entonces peñatxuri surf taldea no ha dejado de crecer, en todos los aspectos.
Se había hecho una realidad, ya era Aita. Como no recordar a esa mujer, Esther, nuestros veinte años de vida compartida, la que es madre de nuestras dos hijas, con la que llegue a aquellos tristes, y dolorosos desajustes, con la que fui a volar con un solo paracaídas. Humildemente me perdono, y la perdono, sera mejor así.
Mi primera hija, Esther (III), nació el 1 de agosto de 1995, tres kilos trescientos gramos, no quería salir al mundo, ¿sabia lo del loco mundo? Al nacer, el abuelo anestesista la cogió en sus brazos, alzándola, y dijo que era como la fallecida, y queridisima abuela Esther. Era potolita, la niña mas buena del mundo, y con el tiempo preciosa rebelde.
Mi segunda hija, June, nació el 31 de mayo de 1998, dos kilos seiscientos ochenta gramos, de poco no llegamos a la clínica, nació a ritmo de samba, jugaba el centenario  athletic-brasil en ese momento, y el mismo ginecólogo lo soluciono rápido, el abuelo anestesista también la cogio en sus brazos alzándola, y dijo que era fea, "una Eizmendi", libro la incubadora por los pelos, menudita y algo enrabietada, pero igual de preciosa rebelde que su hermana.  

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