Mi infancia en Deusto, mis estudios en el colegio Nuestra Señora del Rosario,en los Hermanos de la Salle , y a mis nueve años la gran perdida trágica de Jabí, mi hermano mayor, atropeyado por un coche, el que me ayudo siempre con las tareas, ya nada fue igual, quedo un gran vacío, lo enterraron en Sopelana, fue el primero en el panteón de mi tío Ganboa (+), la vida te da, y la vida te quita, Dios! Tenia once añitos, también están allí mis aitites. Aquella educación similar a la posguerra, los curas (los buenos y los malos), los desalmados que me metían el dedo el la llaga y me hacían llorar, y los euskaros que me llevaban a descubrir el mar de montes de nuestra tierra, los profesores (Emeterio te lleva al cementerio, Vicente mata a la gente), mi gran profesor Don Jesús Artigot que en un momento difícil de mi infancia supo darme cariño, confianza, para levantarme del pupitre y entonar la plegaria de…por nosotros mismos, de algún modo aceptar, aprender a sobrevivir. Rebotado, me fui a la escuela técnico profesional, a los Salesianos, curse cinco años de Delineación, mucho dibujo, me gustaba, también me gustaba y me volvía loco una neska morena, Sonia Uriguen de Deusto, pero la kresala estaba ya en vena, y las matemáticas me hicieron derivar, deje las de cuarto y quinto, me invitaron a irme, sin opción de repetir, sentía amargura, fracaso, mis Aitas sufrieron mucho con la situación.
La preciosa morena neska de Deusto llego a coger el tren y acompañarme a surfear mas de una vez a Sopelana, bajábamos andando por inkestas, nos metíamos en la caseta de los cazadores, igual imaginábamos, luego disfrutábamos en el arenal, después me acompañaba a dejar la tabla en casa y le invitaba a espárragos de las monjas navarras, para mi, en aquel entonces, ella, era mi mejor amiga, no la bese entonces, y no me case con ella.
Ayudaba a Aita en la taberna desde pequeño, pero el que tenia porte en la barra era mi hermano Iñaki, yo era muy tímido, Aita lo sabia, algo mas tarde, Karlote, un cliente asiduo me comento que en Mundaka estaban unos surfers, liquidando todo el material, se volvían de regreso.
Tenia unos ahorrillos, entonces me lancé, y cogí solo el tren en Atxuri, con la intención de buscar a los surfers en Mundaka y ver sus tablas, me presente en el casino, y pregunte por ellos, estaban instalados en un piso, mi parco ingles les hacia gracia, pero vieron en mi, cierta locura al mirar sus tablas en aquella habitación, era Bruce Palmer el que saco su tabla, y me la ofreció a buen precio, era un Single precioso, con una pintada elegante….pronto saque los verdes del bolsillo, y liquidamos. Llovía, como llovía, pero era mi corazón, que estaba totalmente emocionado, solo en el vagón anocheciendo, de vuelta a casa, con mi tabla al lado, no había nubarrones, ni crisis existenciales, el single me enseñaría a txingar (esforzarme de manera intensa y eficaz) a las olas.
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